El Mar de hierba, un libro de Luis Romero Villa

Hola Luis. ¿Qué es El mar de hierba?
El Mar de hierba fue primero el título de un relato y luego pasó a ser también el título del libro. Hace referencia a la estepa del Asia Central. Me gusta la imagen que contiene esa expresión. Creo que encaja muy bien con el libro, ya que veo el mar de hierba como algo lejano, no solo en la distancia sino también en el tiempo y en cierta medida como algo quimérico e imposible, porque como sabemos el mar está formado de agua y no de hierba; pero por eso mismo, por resultar algo difícilmente alcanzable, también resulta ilusionante. En el libro hay mucho de eso, de sueños, de proyectos, que parecen imposibles de lograr.
¿Qué van a encontrar en este libro los lectores?
Van a encontrar diecinueve relatos agrupados en cuatro capítulos. Son relatos realistas, pero a la vez con un importante trasfondo que va más allá de la percepción de la realidad y que creo que ahondan en la intimidad de los personajes; hay quien dice incluso que contienen algunas dosis de surrealismo y creo que pueden estar acertados Están ambientados en diferentes lugares y los títulos de los capítulos corresponden en general a esos entornos; todos relacionados con los espacios por donde yo me muevo, como pueden ser la ciudad, el bosque o la costa.
¿En Bilbao y alrededores?
Bilbao se cita literalmente y hay referencias que todo el mundo conoce como son la ría o el Casco Viejo, pero también hay otras ubicaciones, otras ciudades incluso, reales o imaginarias. De todas formas, he intentado que las ambientaciones se perciban con cierta ambigüedad, que el lector, independientemente de donde viva, pueda identificarse con ellas.
Cuéntanos un poco cuáles son tus influencias.
Mis influencias son muchas y la verdad es que creo que eso se aprecia en los relatos. Son cuentos que los he ido escribiendo a lo largo del tiempo, por lo que no he estado bajo el influjo de un escritor determinado, sino de varios, según el escritor que me entusiasmara en ese momento: desde Cortázar a Carver, desde luego Tobías Wolff o Richard Ford o incluso Kerouac , pero hay muchos más. Y aquí tengo que citar a Inés Mendoza escritora y profesora en la Escuela de Escritores de Madrid que ha tenido mucho que ver en mi formación como escritor.
¿Y qué tipos de relatos nos vamos a encontrar?
Relatos en los que aparecen personajes que en general carecen de algo, añoran cambiar de vida, hacer lo que de verdad desean, ser más libres, a veces regresar a algún momento del pasado donde piensan que fueron felices. Hay pasajes oscuros donde predomina el inconsciente, pero creo que la mayoría de ellos trasmiten cierto optimismo y bueno, suele haber alguna sorpresa, aunque no son relatos que busquen impactar con giros inesperados, sino más bien ir calando en el lector desde el principio hasta el final.
Has citado a Tobías Wolff, de él es la frase con la que abres el libro:
Sí, Tobías, es uno de los maestros del cuento contemporáneo y la frase creo que es muy buena y que le va muy bien al libro, porque como él dice todo lo que escribimos surge de la vida, pero, aunque pretendamos ser realistas, lo que se escribe no es la vida real sino otra cosa, algo que tiene que ver con cómo percibe cada individuo las cosas que le ocurren y sobre todo algo que nace del recuerdo, que como sabemos es totalmente subjetivo. Además, en mi caso, a lo que escribo le he añadido o suprimido lo que he considerado oportuno para contar lo que quería, aunque siempre tratando de resultar verosímil. A veces ocurre que la realidad no resulta verosímil y hay que reconstruirla literariamente para que al lector le parezca creíble. Se suele decir que una obra literaria está formada por una sucesión de mentiras narradas de forma bella que acaban contando alguna gran verdad, bueno, esa ha sido mi intención, que el lector disfrute y que al final del relato o durante, haya encontrado algo que le emocione y que le haga pensar.
¿Dices que a aquello en lo que te inspiras le añades o suprimes lo que necesitas para construir el relato, pero en que te inspiras?
En cosas muy variadas. Creo que cuando un escritor de ficción está en ese estado de ensoñación en el que se encuentra cuando lleva días, semanas o meses trabajando, cualquier estímulo puede desencadenar una historia. Hemingway decía que las partes buenas de un libro pueden ser algo que el escritor tuvo la suerte de escuchar por casualidad o puede ser el naufragio de toda su maldita vida y que cualquiera de las dos vale.
¿Y quiénes son los protagonistas de tus relatos?
La gente con la que nos encontramos por la calle. Gente que vive en la épica de la cotidianidad: trabajadores, universitarios, jóvenes ociosos, parejas, personas que buscan su camino sin importar la edad que tenga. Y todos ellos son protagonistas de historias que no pasarán a la posteridad. Sin embargo, yo creo que resultan extraordinarias y que se enmarcan en los temas universales que la literatura siempre ha tratado: el paso del tiempo, la muerte, la amistad, el hastío vital, el amor, el anhelo de la libertad, etc... Muchos de estos protagonistas desarrollan comportamientos heroicos en su día a día, pero claro, no ocupan las portadas de las revistas, como se decía antes, ahora habría que decir que sus videos no tienen muchos likes en Youtube , como ocurre con aquellas personas que han adquirido cierta relevancia social. En historia existe una disciplina conocida como microhistoria que trata de arrojar luz sobre los pequeños acontecimientos que se han quedado fuera de los libros de historia. Yo creo que estos cuentos son un poco eso, son microhistorias, pero literarias, no históricas.
¿Pero de qué van tus cuentos? ¿Háblanos algo más sobre ellos?
Tienen argumentos muy variados. Quizás el primero relato del libro nos puede servir para ubicar algunos escenarios y personajes que van a aparecer en el libro. Este relato se titula el Cormorán y va sobre un chaval que vive en uno de los suburbios de la margen izquierda, cerca de la ría, cuando comienza a desmantelarse la gran industria en la década de los 80. Es un cuento que nos sitúa en un paisaje que en la actualidad casi ha desaparecido. Este relato habla un poco de eso, de la nostalgia por la juventud perdida, por los lugares perdidos, aunque fueran lugares donde no era fácil vivir.
Antes nos decías que este primer relato titulado el Cormorán podía ser un buen punto de partida para comprender mejor el resto. ¿En qué sentido?
Sí, lo comentaba porque a lo largo del libro nos vamos a reencontrar con estos chicos y chicas de barrio que pertenecieron al llamado Baby Boom de finales de los 60 y principios de los 70, que crecieron en estos espacios periféricos de ese Bilbao sucio y feo. Cuando estos chavales y chavalas crecen son ya adultos que pertenecen a la clase media y en general viven mejor de lo que vivieron sus padres; ahora tienen otras problemáticas como por ejemplo un desesperante hastío vital por una vida que no sienten como plena. Anhelan cambiar de vida, pero en general no se atreven a dar ese paso de ruptura que creen que necesitan y eso les hace estar siempre insatisfechos.
Aunque también hay relatos que se sale de este guion, como en el caso de El Mapa, donde el protagonista es un hombre a punto de jubilarse.
Cuando uno lee el libro se da cuenta de que en casi todos los relatos aparece algún animal ¿es algo buscado?
Forman parte de mi manera de ver el mundo y por eso están ahí. Creo que es algo que ocurre por el respeto que siento por ellos. Es verdad que hay bastantes referencias al mundo animal: Los ojos del pulpo, el funeral y sobre todo en el Bunker, cuya trama se desarrolla en un bosque y pertenece al grupo de relatos titulado la Espesura. Pero sí, creo que es un tema fundamental en el libro, que de alguna manera a muchos de los personajes les gustaría llevar una vida más natural, más libre, menos civilizada, porque el exceso de civismo puede llegar a paralizar; creo que necesitamos tener algún componente no racional en nuestras vidas, un comportamiento más animal, en el buen sentido de la palabra, seguramente seriamos más felices.
Bueno Luis, como despedida cuéntanos que es lo que esperas de este libro
En primer lugar, me gustaría que los lectores disfruten con su lectura y que lo completen con su forma de entenderlo, porque un libro no está completo hasta que alguien lo lee y lo hace suyo. Pero también me gustaría que percibieran el libro como un homenaje a la gente de la calle, a la gente que, como digo, vive la épica de la cotidianidad. Como sabemos, no todo es bonito en la vida, los protagonistas de los relatos del libro son a la vez héroes y antihéroes y creo que es así como somos la gente real; no somos santos, llevamos siempre una sombra con nosotros. Sin embargo, algunas de estas personas muestran un extraordinario valor. Son nadadores que suelen ir a contracorriente de la sociedad y por eso mismo muchas veces caen en contradicciones internas que les hacen ser infelices. A veces esa rebeldía se manifiesta, simplemente, en una mirada diferente sobre los hechos que ocurren o en un comportamiento que puede parecer estrafalario. Esa actitud creo que da contenido a la vida de los personajes de los relatos y también pienso que algo parecido ocurre en la realidad. Para esta clase de héroe cotidiano, generalmente inconsciente de su propia heroicidad, lo importante es el viaje y no tanto el destino final. Si se llega al destino final y se logra ser lo que la sociedad proclama que son las personas de éxito, estupendo, pero si no es así, el viaje habrá merecido tanto o más la pena. Creo que estas personas, desde su anonimato, consiguen que el mundo sea un lugar un poco más decente y desde luego mucho más interesante. Y bueno, dentro de mis posibilidades he pretendido con este libro dar visibilidad a estos personajes anónimos y por qué no, que los lectores se reconozcan en ellos si fuera el caso.
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